La presión por tener un cuerpo perfecto hoy en día es brutal. Siempre lo ha sido, especialmente para las mujeres. Aunque el número de hombres víctimas de ella, sobre todo los más jóvenes, aumenta cada día.

Perfecto no existe…

La exposición a las redes, a cuerpos perfectos, relaciones perfectas, vidas perfectas… nos lleva a creer que eso es posible, alcanzable y realista. Que sólo tienes que trabajar un poquito más y más duro por ello. El mundo del deporte y del fitness también pueden alimentar esta idea de que tener un cuerpo perfecto es posible.

Pero recuerda que perfecto, en lo que se refiere a estética, NO EXISTE. sólo existe una idea social generalizada, y en constante cambio, de lo que es perfecto. Y por definición, una vez que la alcanzas, la línea de lo que es perfecto se mueve un poquito más allá. Porque siempre se puede un poquito más, no? 

Si tu vida gira en torno a ocultar o modificar estos defectos, puede que sufras un Trastorno Dismórfico Corporal.

Este fenómeno, para algunas personas puede desencadenar en una obsesión incontrolable. Llegando a desarrollar una dismorfia corporal (TDC), trastorno obsesivo en el que la persona no es capaz de percibirse de acuerdo a la realidad, si no en el espejo de lo imposible, de lo perfecto.  

Recuerda que perfecto es tu cuerpo porque se mueve, porque respira, porque besa, porque habla…

Recuerda que mayor parte de los defectos que nos atormentan, sólo existen en nuestra cabeza (al menos la magnitud o importancia de estos). Si tu realidad gira en torno a estos defectos, dejando de salir para que no los vean, pasando horas en el gimnasio, gastando cientos de euros en tratamientos de estética…Puede que sufras de TDC. 

Si tú o alguien de tu entorno crees que tiene una mala relación (obsesiva, tóxica, dañina) con su cuerpo, no dudes en pedir ayuda.